¿Qué hacer en Tailandia?: La tribu de las mujeres jirafa

¡Bienvenidos viajeros!

Hace un año por estas fechas estaba de regreso a Barcelona tras un viaje que me hizo cambiar mi forma de ver las cosas. Recuerdo como al volver a casa hablaba con mis compis de viaje y las tres estábamos de acuerdo en que había un antes y un después de Tailandia.

Vivimos muchas experiencias entre las cuales esta la que os cuento en el post de hoy.

¿Quién no ha oído hablar de las mujeres jirafa y sus anillos en el cuello? Yo creo que había leído sobre ellas mucho antes de empezar a organizar el viaje o quizá vi algún documental en el que salían, no os sabría decir. La verdad es que cuando nos propusieron hacerles una visita no lo pensamos dos veces, aunque después leí en varios sitios webs que es un reclamo turístico, pero es de esas cosas que cuando visitas un país como Tailandia te pica la curiosidad y quieres ver y conocer.

Si queréis saber sobre sus orígenes y como han acabado allí, seguro que hay mil páginas webs donde os explican mucho mejor que yo que son refugiadas birmanas, pero yo hoy me centraré en explicar mi visita a la tribu, lo que sentí y pude ver con mis ojos.

Visitamos la tribu un día de camino de Chiang Mai a Chiang Rai. Esta parte del viaje la llevábamos bastante organizada, nos acompañaba nuestra querida guía Nush a todas partes y nos explicaba, con su particular castellano, curiosidades y datos de la tribu.

Las paduang, más conocidas como mujeres jirafa, forman parte de la tribu Karen, siendo unas de las muchas tribus minoritarias de Tailandia. El gobierno tras aceptar que se queden en Tailandia (son refugiadas de Myamar, antigua Birmania) se nota que se aprovechan del turismo que reciben y hay una especie de acuerdo para que pueden estar en el país... no os sabría explicar, pero la sensación cuando entras en el poblado es que están allí para eso, para que las vayas a ver, como una exposición.

Recuerdo como al bajar de la furgoneta que nos llevaba a todas partes, Nush se acerco a alguien de allí  e intercambio unas palabras, que evidentemente no entendíamos, y pudimos pasar.

El poblado es pequeñito, consta de una parte donde ves como trabajan las mujeres, tejiendo o simplemente están intentando venderte souvenirs. Y la parte de atrás, donde viven.

A mí lo que más me impactó fue como están tan acostumbradas a que la gente les fotografíe, que cuando preparaba el objetivo para hacerles una foto se giraban, me miraban y sonreían, esa sensación que transmitían no hay palabras para describirlo.

Pudimos ver el tipo de vida que llevan, expuestas al turismo mientras en la parte de atrás, los niños jugaban.

Sobre los anillos, decir que impresionaban mucho, pensar que no se los quitan ni para dormir y pesan,  pesan mucho. Nos dejaron coger un collar de los que ya no usaban e incluso nos pudimos hacer fotos con una especie de collar partido por la mitad para que te lo puedas poner y hacerte unas fotos con ellas. Veíamos a niñas ya con ellos puestos y si os fijas en las fotografías no solo los llevan en el cuello, también en rodillas y tobillos.

Es una de estas visitas obligatorias si estas visitando el norte de Tailandia, porque es algo que no estamos nada acostumbrados pero a la vez te hace reflexionar mucho.

Un saludo y ¡buen viaje!