Como os explique aquí, en mayo del 2011 nos escapamos unos días a México.
Teníamos claro que en nuestros diez días de vacaciones
queríamos aprovechar al máximo nuestro viaje a la Riviera Maya. De los diez días, siete fueron
enteritos para nosotros ya que los otros dos los perdimos entre vuelos y
desplazamientos.
Nos organizamos las excursiones de tal
forma que entre excursión y excursión tuviésemos un día de relax en la playa y
las piscinas del hotel.
Una de las excursiones fue Sian Ka’an en Jeep, una
experiencia muy divertida.
Sian Ka’an, el “lugar donde nace el cielo” es la reserva ecológica más grande del estado de Quintana Roo, México. Se encuentra a aproximadamente 150km de la ciudad de Cancún, al sur de Tulum.
Nos vinieron a buscar al exterior del hotel con todos los Jeeps. En el resto de excursiones nos recogían dentro del hotel, pero esta vez al ser tantos coches nos dijeron el sitio en el que les teníamos que esperar.
Al llegar no encontramos los coches, pero gracias a un empleado del hotel nos dimos cuenta de que no estábamos en el sitio correcto y fuimos corriendo al lugar que nos indicó el chico, menos mal, porque llevaban esperándonos un rato y estaban a punto de irse.
Los jeeps los conducíamos nosotros, nos dividimos en grupos de cuatro. En nuestro jeep coincidimos con una pareja asturiana, decidimos cogerlo nosotros para ir y ellos a la vuelta.
Hicimos una primera parada para ir al baño y coger bebidas antes de seguir rumbo a Punta Allen.
El camino era tierra, baches y más tierra, acabamos hasta
arriba de arena, pelo y pestañas incluidas.
No recuerdo el numero exacto de kilómetros, pero os
aseguro que no eran pocos, habían zonas con unos socavones enormes, no apto para
gente que se maree. Recuerdo como se movía el cambio de marchas, el jeep
parecía una atracción de feria. Más o menos una hora y media de camino. Eso sí, el Mar Caribe a nuestra izquierda y la selva a la derecha, unas vistas preciosas.
Llegamos al embarcadero en el que nos esperaban las
lanchas para hacer un recorrido de
dos horas y media aproximadamente. Nos subimos a una lancha los mismos
que íbamos en el jeep y el chico que llevaba la lancha nos llevó a la
zona donde se divisaban lo delfines.
Era muy divertido estar todo el rato pendiente de si veíamos unas sombras enormes cerca de la lancha… y de repente gritó: “¡Mirar! ¡Sacar las cámaras!” Teníamos una tortuga enorme nadando al lado nuestro, nos dijo que con paciencia veríamos como saldría a respirar y así fue. Preciosa.
Estuvimos un buen rato buscando a los delfines, pero como
no tuvimos suerte nos llevó a ver los manglares. Despacito la lancha se paseo
por una zona muy poco profunda, tan poco profunda que hubo un momento en que casi
encallamos, pero el guía con un palo enorme nos hizo salir de la vegetación.
Continuamos por los manglares, el cambio de color del agua era espectacular,
pasamos de un azul turquesa a un marrón oscuro que daba grima.
Vimos pájaros de
diversas especies y de vuelta al precioso mar turquesa ya que por el walkie-talkie le estaban diciendo que habían encontrado a un par de delfines.
Por fin los vimos, eran preciosos, tan tranquilos nadando
en su hábitat.
Nos llevaron a la segunda barrera de coral
más grande del mundo para
practicar snorkel. Nos pusimos el chaleco, las
gafas, el tubo, las aletas y a disfrutar. Nadar entre tanto pez de color y
coral me relajó mucho, era algo que tenía muchas ganas de hacer. En las
fotografías no se aprecian la cantidad de fauna ni del colorido del
coral, pero os puedo asegurar que era fabuloso.
Se me hicieron muy cortos los cuarenta minutos nadando. Subimos a
la lancha de nuevo y la próxima parada fue una piscina natural en medio del
mar. Nos llegaba el agua por la cintura, un agua transparente, tan transparente
que nos veíamos los pies.
De vuelta a Punta Allen, nos tenían preparada una comida buenísima
a base de arroz, pollo y jalapeños. Y después de comer, vuelta al hotel, es
decir, vuelta a los socavones con el jeep, las risas por el viento y la arena.
Para los que no les hace mucha gracia lo de ir en Jeep,
sin aire acondicionado y manchándose toda la ropa, las agencias también ofrecen
la excursión en furgoneta, no os preocupéis. Pero ya os digo que si no tenéis
problemas de mareos, no dudéis en hacer la opción más aventurera, el 4x4.
Espero que os sigais pasando por el post anterior para dejarme vuestras recomendaciones.
¡Y mil gracias a los que ya han dejado su comentario!
Un saludo y ¡Buen viaje!
FOTOGRAFÍAS: Raquel L. (2011)